Los balcones son esas joyas artesanales que confieren personalidad propia a una fachada, a un casco antiguo, a una ciudad. Y en Tbilisi se encuentran algunos ejemplos muy hermosos. Unas veces esconden secretos, otras son considerados como meros elementos decorativos. Pueden mostrar el estatus de las familias que habitan tras ellos o sus motivos decorativos pueden servir de inspiración a todo tipo de artistas.
De madera finamente tallada, de hierro forjado, de encajes en carpintería, algunos de ellos lucen con una buena capa de pintura, otros están recién pulidos. Aunque también los hay que necesitan una buena restauración.
Los balcones son testimonio de la historia en las ciudades, y el casco antiguo de la ciudad de Tbilisi, en el corazón de la ruta de la seda, es buen ejemplo de ello. Filigranas o arcos caprichosamente perfilados, nos remontan al paso de persas y otomanos por esta ciudad. Los historiadores datan los balcones más antiguos en el siglo XVIII, algunos viejos, en desuso y sin restaurar, pero también los encontramos más modernos que se remontan casi hasta nuestros días.
Todos los moradores que pasaron por este lugar, artesanos, comerciantes, provenientes de los cuatro puntos cardinales, dejaron en Tbilisi su impronta. Muchos de ellos intentaron adaptarse a los gustos locales. No hay más que callejear por los estrechos callejones del barrio antiguo, recorrer la calle Dumas, o acercarse a unos metros de las casas colgantes sobre el río y la zona de Abanotubani. En esta última se encuentran las aguas sulfurosas sobre las que según cuenta la leyenda fue fundada la ciudad en el siglo V.
Bellos ejemplos de balconadas de todas las épocas, de todas las influencias, e incluso de diseños o materiales que no siempre han correspondido al gusto de todos.
Déjate seducir por los balcones de de Tbilisi.