Albania, de una dimensión algo menor que Cataluña o Galicia, es un país diferente al resto de su vecinos balcánicos debido a décadas de aislamiento. Desde hace unos años se va abriendo lentamente al mundo, mostrando una irresistible autenticidad y un gran patrimonio cultural. Además alberga una mezcla de naturaleza que va desde estupendas playas en los 400km de salvaje costa adriática hasta las escarpadas montañas del interior. Interesantes ciudades otomanas en las que aún se sienten las huellas del comunismo. Pueblos que son como un mosaico veneciano de iglesias bizantinas con frescos y mezquitas desnudas, tekke bektashíes (santuarios) y casas otomanas de blanco reluciente. Enormes kombinat (conglomerados de empresas) de la era soviética y minúsculos búnkeres.
Albania forma parte de esos destinos que se van haciendo un hueco en el que perfilar un viaje de una o dos semanas de inmersión total, pausado y profundo. En ocasiones Albania se combina con otros países de los Balcanes como Montenegro, Serbia, Croacia, Bosnia o Kosovo.
Cuenta con múltiples lugares Patrimonio de la Humanidad como por ejemplo la ciudad museo de Gjirokastra, (conocida también como “la ciudad de piedra”)o la deslumbrante Berat, con sus casas asentadas sobre la colina. La isopolifonía popular albanesa – Patrimonio inmaterial de UNESCO – o el Parque Nacional de Butrint con su paisaje de olivos, entre las ruinas griegas, romanas y medievales de la ciudad de Butrinto.
También es reconocido su variado conjunto de arquitectura religiosa. A través de sus iglesias y monasterios podemos conocer la historia y la convivencia con varias civilizaciones y religiones, desde la ortodoxa bizantina hasta el islam otomano. Ciudadelas fortificadas (como la de Berat) y fortalezas o castillos (como el de Rozafa, el de Porto Palermo o el de Elbasan) son testimonio de algunas épocas convulsas que atravesó el país.
En las ciudades albanesas, en las que la vida fluye incesante, además de la historia que albergan, no podemos obviar a sus habitantes, buenos anfitriones, amables y hospitalarios. Korca fue el antiguo centro de difusión de la cultura y el arte. Shkoder fue la ciudad más importante antes de que Tirana se convirtiera en la capital. La ciudad costera de Durres cuenta con influencias muy variadas, debido a su contacto con el mar. Y Tirana, una ciudad que poco tiene en común con otras capitales europeas. Cuenta con museos que conservan testimonios del pasado ilirio (cuyo origen se remonta a la Edad del Hierro) y medieval. Alberga edificios que reflejan la estética de la Europa de los bloques del siglo XX al tiempo que la mezquita de Ethem Bey, una de las más bellas de Albania.
Itinerarios
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Experiencia Albana
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