La Pagoda – Cueva de Shwe Oo Min, , también conocida como la cueva de los 8000 Budas, en las cercanías de Pindaya, es una de las maravillas que descubrí en mi viaje a Myanmar, hace ya algunos años. Un entramado de galerías y grutas esculpidas por la naturaleza en la roca y situadas sobre una colina.
Una larga escalinata precede a la entrada y contribuye a darle un ambiente y un aura mística y espiritual al lugar.
El interior es fascinante y extremadamente sugestivo. En él se encuentran estatuas de Buda de todos los tamaños, colores y materiales imaginables. Cada una es única, no hay ninguna igual. Algunas de ellas fueron depositadas en las cuevas hace centenares de años por peregrinos locales. Hoy en día, varias organizaciones budistas como por ejemplo las de Singapur o Estados Unidos siguen depositando en las cuevas, las donaciones de sus fieles.
La gran colección de estatuas de alabastro, teka, mármol, ladrillo, laca o cemento, entre otros, se sigue incrementando a diario. Se cuentan ya más de 8000 y el número sigue aumentando. Entre ellas destaca una figura de Buda sentado de 12 metros, que se encuentra en la segunda galería. Construido en estilo shan y transportado cuidadosamente hasta las cuevas por los devotos. En la tercera galería también destaca otro Buda, esta vez reclinado. Los peregrinos locales siguen llegando a las cuevas para hacer sus ofrendas ya que aún hoy en día es considerado un lugar sagrado. Posteriormente finalizan el rito en pequeñas habitaciones adyacentes esculpidas en la roca, rindiéndose a la meditación.
Anualmente en febrero, se celebra un festival de especial importancia para los locales, que lo marcan como prioritario en sus calendarios religiosos. Además de danzas y músicas, como elementos principales del festival, nos encontraremos con especialidades culinarias y otras atracciones de las culturas Pa-O y Danu, así como de los Taungyo, que allí se reúnen.