Un año más nos despedimos del mes de julio,… un año más, entramos en el ecuador de los meses de verano. Esos meses bañados por la revitalizadora luz del sol. Esos meses que, en el hemisferio norte, implican alegría de espíritu, disfrute, ganas de vivir. Y en el hemisferio sur, entrando al invierno, resultan muy propicios para el recogimiento y la reflexión.
Origen etimológico
Alguna vez nos hemos preguntado de donde viene etimológicamente el nombre del mes de «Julio»? La palabra julio viene del latín «Iulius» en honor a Julio César. El calendario que conocemos y con el que convivimos hoy en día (tras los últimos cambios introducidos por el papa Gregorio XIII en 1582) se lo debemos a Julio César.
El que se tenía hasta entonces por la duración de los meses y otras cuestiones no conseguía ajustarse exactamente a los ciclos del sol. Julio César pidió colaboración a Sosígenes, un astrónomo originario de Alejandría, quien conocía bien el año solar que los egipcios habían medido hasta entonces. Con su ayuda asignó la duración adecuada a los días y a los meses y estableció que cada 4 años, febrero tuviera un día más para ajustarse al sol. Este calendario, llamado también calendario juliano, fue el primer calendario solar conocido que estableció la duración del año en 365,25 días y entró en vigor en el año 46 a.C. El mes «quintilis» (anteriormente el año sólo comprendía 10 meses) fue renombrado a Julio en honor a Julio César.
Este calendario juliano, pasó a denominarse calendario gregoriano, tal como hoy lo conocemos, tras los últimos ajustes introducidos por el Papa Gregorio XIII a partir de 1582 y es el utilizado de manera oficial casi en todo el mundo.
Y para despedir el mes, queremos recordar además que el 27 de abril de 2011, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el día 30 de julio oficialmente como Día Internacional de la Amistad
Allá donde estés, son tus amigos los que dan forma a tu mundo. – William James