Madagascar, una de las islas más grandes del mundo, cuenta con aproximadamente 18 grupos étnicos diferentes. Y hoy nos queremos adentrar un poco en sus ritos y costumbres y en concreto en el Famadihana.
La población de Madagascar está fuertemente ligada a creencias tradicionales entre las que se encuentra una verdadera reverencia por las fuerzas de la naturaleza y por los muertos. Existe una especial conexión con el fallecido y el famadihana es una forma de mostrarle su adoración.
Más allá de la vida
Las tumbas funerarias y las tumbas ancestrales, “tanindrazana”, son una característica prominente del paisaje. Los materiales utilizados varían según la región, pero el tiempo y el dinero utilizados para construirlos y mantenerlos es significativo y, en muchos casos, más costoso que el propio hogar. El grado de elaboración de las tumbas refleja el nivel de privilegio de los muertos.
Entre los Merina y los Betsileo del altiplano, la ceremonia de famadihana es una oportunidad para reafirmar el vínculo con los antepasados. A menudo los difuntos son enterrados temporalmente cerca de donde vivían. Más tarde, a veces después de muchos años de planificación, los huesos son retirados de la tumba, envueltos en un nuevo sudario, y trasladados a la tumba ancestral. En ese momento la familia decide si colocar los huesos en la tumba de la madre o del padre, dependiendo de la lealtad del grupo con respecto a la ascendencia.
Las «tanindrazana» (tumbas ancestrales), son consideradas lugares sagrados, especialmente las tumbas reales. En general en todo el país, aunque especialmente en el noroeste, abundan los lugares sagrados, entre los que se puede encontrar incluso un árbol sagrado.
Los espíritus ancestrales son considerados como intermediarios entre los vivos y los dioses supremos, ya que se cree que los muertos tienen el poder de afectar las vidas de los vivos. Son considerados los miembros más importantes de la familia, influyendo en la vida diaria. Los Razana (antepasados) son el pulso de la fuerza vital y los creadores de las costumbres (“fomba”). Esta es una de las tradiciones de Madagascar más relevantes en cuanto a su influencia en todo el territorio. y es lo que se celebra durante el famadihana, también conocida como la procesión de los huesos, que se sucede cada 7 años.
Celebración
Es un rito de carácter funerario en el que se organiza una fiesta con un gran banquete, música y baile. No hay lugar para muestras de tristeza. El acontecimiento tiene lugar entre los meses de junio y octubre. Es entonces cuando se inicia el proceso de exhumación de los restos de familiares y amigos fallecidos. Esta delicada ceremonia se conoce como famonosama, y durante la misma, se sustituyen las viejas mortajas por nuevas ropas de seda. Todo esto sucede en un ambiente de alegría y celebración. Los familiares de los difuntos reciben felicitaciones en lugar del pésame, e incluso se rodean de los huesos de los muertos, situándolos en la misma mesa en la que comen, como si participaran de los manjares que se sirven. Entre sus recetas destaca el vary be menaka, una especialidad culinaria a base de arroz y carne hervida. Esta significa la fraternidad compartida entre todos los comensales.
Tras el banquete, los muertos bailan con los vivos. Los familiares se mueven al son de ritmos y músicas pegadizas, cargando los huesos de sus difuntos. Una vez finalizado el Famadihana, devuelven los restos a sus tumbas, para que prosigan descansando. Ahora bien, el regreso no se realiza de cualquier forma. Antes de despedirse dan siete vueltas a la fosa y se presta atención a las palabras del maestro de ceremonias, quien agradece a los invitados su asistencia.
La esencia del Famadihana representa la comunión entre la vida y la muerte. Los malgaches consideran este ritual como un momento mágico donde los vivos comparten tiempo y espacio con los muertos. Se venera a los antepasados y, a cambio, estos les proporcionan su bendición. Paralelamente, toda esta ceremonia es concebida como un puente imprescindible para que los espíritus de los muertos trasciendan al más allá.
Beneficios
Sin duda, los beneficios del Famadihana no son solo espirituales, pues los pueblos que celebran estos ritos funerarios fortalecen vínculos familiares y sociales. También contribuye de manera positiva en la economía de la comarca, pues se adquiere ropa nueva, se prepara comida y bebida en abundancia y se contratan intérpretes musicales para amenizar la fiesta.
Hasta la fecha, los muertos continúan bailando en Madagascar.