Mauritania *

Mauritania combina inmensas dunas que llegan al mar con espacios infinitos, en los que se pierde la vista y pequeños oasis a orillas de escarpadas fallas. Desprende sensualidad en todas sus formas y paisajes, todos ellos en estado puro. Su territorio, a diferencia de otros lugares del desierto, es un espacio habitado por una población que extrae de sus entrañas lo esencial para la subsistencia. Los pastores hacen de este duro enclave un desierto humano y vivo. Aquí se vive dignamente y se sueña con el zrig de leche de camella, los dátiles frescos y la charla bajo la jaima con un té caliente. Los nómadas con el aislamiento y la voluntad de preservar su identidad, son los últimos guardianes de tradiciones que se remontan al alba de la humanidad.

Frontera entre dos Mundos, mestizaje absoluto entre lo blanco y lo negro. No se le puede encuadrar ni en la órbita del Magreb ni en la del África Negra aún teniendo fuertes influencias de ambos. País con personalidad propia, multiracial, y tolerante, modelo de convivencia.  

Nouakchott, importante puerto pesquero, es también la capital del país y Atar es un importante enclave comercial en el centro. Guelb Er Richat, en el Norte, es una estructura geológica circular que se asemeja a una sucesión de cráteres concéntricos. Su origen es incierto. Wadan es la más impresionante de la antiguas ciudades caravaneras de Mauritania. Se la ve de lejos colgada del acantilado y sus ruinas se tornan rojizas con la puesta del sol. Chinguetti, ciudad santa, ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y destaca por su museo y su mezquita. Terjit y Tanuchert, dos bellos oasis. El Macizo de Amodjar en el que se encuentra alguna pintura rupestre. Y el P.N de Arguin, en el que aun hoy los pescadores Imraguen utilizan las artes tradicionales.